Esta casa, mi casa, crece a ritmo pausado, tranquilo, pensado. No hay planos, sólo bocetitos,
números volcados caóticamente en papeles sueltos.
Este proyecto está archivado en la cabeza de mi viejo, él
sabe y calcula, piensa en voz alta ecuaciones y distancias. El Chino es el
"autor" de esta casa, los demás debemos seguirle el ritmo y poner
manos a la obra. Desde la última "jornada de laburo de onda" hace dos
semanas, mi viejo y yo fuimos avanzando en las tardes de a poco, después del
trabajo. Así que este sábado cuando llegamos con Daniela (fiel trabajadora), ya
estaban atornillados a los postes los tirantes que sostendrán el piso.
El menú del día era asado, mientras el Chino prendía el
fuego con Dani acomodamos algunas maderas (vigas, tirantes, machimbre) para
hacer espacio. La galería de la casa de mi viejo parece una venta de
demolición. Ya tiene gran parte del material comprado, y se acumula en espera
de ser usado. Todo fue antes otra casa, otras casas, y durmientes de vías y
postes de alta tensión..."todo se transforma".
Después de almorzar la sobremesa, y cuando ya nos estábamos
"enfriando" volvimos al trabajo. Pala vizcachera; taladro; mecha de
5/8; amoladora; llaves francesas, de fuerza; bulones; varillas; niveles; ya me
estoy familiarizando con las herramientas y sus funciones.
A la tarde Elsa trajo pan dulce y mate. Cuando las sombras
ya se proyectaban largas terminamos de izar el poste de 3 mts., y aunque luego
se va a levantar un metro y medio más esta altura, ya podíamos empezar a ver
las tres dimensiones de la casa. . Ahí están Dani y Zoe paradas a la atura que
tendrá el piso para mostrar la relación de tamaños.
La vuelta siempre es cargada de cansancio y satisfacción,
pero más de lo último por supuesto.
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