El sueño de la casa propia, de madera, zinc, sin arquitectos, con tus manos, lágrimas, amor, puteadas y sonrisas.

jueves, 29 de octubre de 2009

epa!

crece desde el pie, musiquita...

Empezaron las jornadas e trabajo para mí, estoy yendo tres veces por semana en las tardes y fines de semanas también si es que el Chino no está ocupado.


Qué emoción sentí cuando estacioné el auto cerca de la tranquera y al elevar la vista por sobre una mata azul de flores me encontré con la ventana instalada. Ya es mi casa, pensé. Ya es casa y no mangrullo!



Hay que ponerle ritmo, mi viejo avanza constante, día a día como hormiga sola, ya se quedó sin "chico ayudante", así que despejé ocupaciónes y ocios para treparme a andamios pseudo precarios.


La tormenta del viernes pasado voló gran parte del revestimiento, que tendremos que reponer en estos días.
El cronograma viene ajustado, hay que festejar el cumple de Elsa (la mujer de mi viejo) en la galería que hoy está invadida, a modo de depósito, por la madera de los pisos estibada frente a la parrilla y horno de barro (lo que impide el normal desarrollo de tiritas de asado, matambritos y pizzas) Por el otro costado, donde se suele armar la mesa larga en las fiestas, duermen apoyadas sobre la pared las futuras puertas y ventanas. Para despejar mejor avanzar, así que para noviembre donde se ven las chapas del andamio estará el piso de mi taller.
Proximamente, si el tiempo acompaña, se vendrá la tercera edición de la jornada de trabajo de onda, el lema de este evento será: a clavar ruberoi, carajo!