Contratamos a un amigo de mi hermano que trabaja de ayudante de carpintero para que hiciera los escalones.
Son tablones encastrados de saligne, madera baratísima, a los que les dí una mano de protector para madera y se tornaron a una tonalidad rosada. Falta atornillarlos.
También ya tenemos en vista quién va a pulir y plastificar los pisos (todos de madera).
Una mala es que Diego, el ayudante, consiguió trabajo de oficina y quedó papá solo hasta que tengamos un reemplazo.
Pero falta poco, falta menos.
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