En octubre Pedro se vino de Brasil a vivir a la casita. Estuvimos yendo a terminar de laquear los pisos que están recién pulidos.
Les pasamos unas capas de cera al piso de nuestra (ya no es más "mi") habitación.
Después de muchas vueltas, retrasos y hasta un choque del flete de mudanza; llegó la cama.
Pedro y mate.
La lámpara de mi abuela, restaurada e instalada.
Alfombrita para pies descalzos.
Ya habían llegado el colchón y las almohadas que me regaló mi vieja.
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